viernes, 20 de septiembre de 2013

Diagnóstico de situación por regiones

Todo plan debe partir de un diagnóstico.

Es por eso que proponemos que los lectores y participantes del blog cuenten cómo se organizan los servicios y las prácticas en sus barrios, localidades, ciudades o zonas, con qué recursos se cuenta y cuáles hacen falta.

El objetivo es poder armar un mapa de la situación de la salud mental en todo el país y que se puedan dar a conocer las prácticas que se ajustan (y las que no) a los principios de la Ley de Salud Mental. Conocer las que se ajustan para poder replicarlas. Y conocer las que no, para poder transformarlas.  

jueves, 5 de septiembre de 2013

Convocatoria

CONVOCATORIA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA RED NACIONAL EN DEFENSA DE LA APLICACIÓN DE LA LEY DE SALUD MENTAL Y SU REGLAMENTACIÓN



La sanción de la Ley Nacional de Salud Mental, resultado de largas luchas que acumulan una rica historia de experiencias exitosas y frustras que ya tiene 50 años, pone a los usuarios y trabajadores de la Salud Mental frente a un nuevo y más complejo desafío: su implementación, tarea que será imposible sin que sus agentes la hagan propia. Una ley sin sujetos sociales que la encarnen y un Estado que la apoye eficazmente (en primer lugar, económicamente) está condenada a ser letra muerta.
Es con esa meta orientadora que un conjunto de compañeros de todo el país nos hemos propuesto la constitución de un FRENTE POR LA SALUD MENTAL, en defensa de la plena aplicación de la ley de salud mental.
Nuestro objetivo es colaborar en la conformación de una Red en todo el país en base a acuerdos básicos que nos permitan trabajar para que en cada rincón del territorio nacional, en cada institución pública, privada o perteneciente al ámbito de las obras sociales, en cada práctica en Salud Mental se concrete la aplicación de la nueva normativa. El llamado es para que esta Red se constituya integrando otros proyectos de redes y proyectos que ya están empeñados en tareas similares, aunque (por lo general) en perspectivas más locales. Una Red Nacional supone, entonces, la articulación de las redes provinciales o locales ya existentes, donde confluyan instituciones y organizaciones diversas, así como aquellos compañeros que quieran hacerlo en forma individual.
Proponemos como ejes básicos alrededor de los cuales motorizar esta tarea: 

1.   Buscar maneras de garantizar la aplicación de la normativa de la Ley Nacional de Salud Mental en todas las instituciones públicas y privadas del país.

2.   Divulgar su contenido; en tanto lo consideramos un paso esencial para que se haga propia en los trabajadores de la salud mental que todavía la sienten como una normativa ajena a su labor diaria. Esta apropiación de la ley no es posible sin que la haga suya la sociedad en general. En ese sentido, los usuarios inmediatos o potenciales (sea individuos, familias o agrupamientos barriales o sociales) deben estar informados de su existencia y de los derechos que los asisten. Esto implica intervenir en los organismos designados de la Nación, Provincial y Municipal que garantizan y fiscalizan su aplicación, así como a las Asociaciones gremiales, ONGs y otras asociaciones barriales, culturales, etc.


3.   Articular con todas las iniciativas que vienen trabajando en y por la aplicación de la normativa vigente, para realizar actividades y tareas en común, entre ellas comunicarnos con todos los grupos, instituciones, servicios de Salud Mental en donde se están implementando, a lo largo y ancho del país, diferentes e innovadores dispositivos de asistencia clínica, experiencias de desmanicomialización, abordajes comunitarios, etc. Es decir trabajar coordinada y prácticamente en la construcción de una Red.


4.   Demandar y garantizar un compromiso político y presupuestario tanto por parte del Estado Nacional como de los provinciales y municipales. Las autoridades ministeriales y legisladores que han votado la Ley y su reglamentación deberían incluir en el presupuesto del 2014 los recursos económicos necesarios que aseguren una equidad en la asistencia que recibe y recibirá la población acorde a lo que la Ley propone. En tal sentido, es imprescindible:
      a: Empezar ya a preparar dichas asignaciones y revisar las que están otorgadas. En especial a aquellas instituciones, por lo general privadas (a veces encubiertas tras sus pertenencias gremiales), que violan los DDHH de sus asistidos, de modo de contar así con recursos que permitan reasignarlas a los ámbitos del Estado, contemplando lo que está propuesto en los siguientes puntos b y c.                    
      b: Apoyar el desarrollo de las innumerables propuestas alternativas en Salud Mental Comunitaria que existen en todo el territorio y crear nuevas.
      c: Crear cargos y destinar presupuesto que permita una mejor y más amplia atención en los dispositivos existentes y fundando nuevos espacios y dispositivos que garanticen una asistencia de calidad que tome en cuenta las propuestas de la Ley y su reglamentación.

5.   Instalar la reflexión, la evaluación y la discusión acerca de los modos de intervención clínica y las problemáticas institucionales que articulan las prácticas en salud mental. Tarea que la dictadura militar cortó de cuajo como práctica establecida y que sólo sobrevive de modo fragmentado -las más de las veces- en aquellos lugares que se han constituido, de hecho, en bastiones de resistencia.

6.   Plantear el debate en toda su complejidad. Lo enfatizamos por considerar que nos encontramos frente a un panorama amplio, complejo y contradictorio. Durante décadas hemos tenido experiencias de todo tipo, muchas de ellas anónimas, silenciosas o silenciadas y otras que lograron expandirse en un sentido progresivo, con bases ético-políticas y conceptuales que hoy se reflejan en el modo en que se realizó la normativa de la Ley Nacional de Salud Mental. Sin embargo, junto a ellas conviven otras que, por el contrario, basan su accionar en la violación, en mayor o menor grado, de la dignidad y los derechos humanos de los asistidos, contra las condiciones elementales de cualquier producción de salud mental. En el interior de esta situación, insistimos, compleja y conflictiva, se han creado nuevas formas de violencia, institucionalmente consolidadas y naturalizadas. Esto se hace en especial notorio con los padecimientos referidos a las adicciones, la anorexia-bulimia, las dificultades que los niños/as presentan en su integración escolar, y de modo extremo en los casos de niños/as sea en situación de  calle o institucionalizados, adultos en las cárceles y hospicios, sometidos a diferentes modos de desamparo. Todo ello articulado alrededor de la aplicación de las clasificaciones derivadas del DSM en sus respectivas numeraciones, el abuso en la utilización de psicofármacos, la medicalización excluyente del padecimiento psíquico, la resistencia a utilizar dispositivos grupales y comunitarios de intervención, y la ausencia de trabajo interdisciplinario tanto en el diagnóstico como en el abordaje clínico, factores todos que obstaculizan  un abordaje integral de las problemáticas del sufrimiento psíquico en situaciones extremas de violencia social como la pobreza, la exclusión, el desamparo, la desigualdad, la injusticia, así como de las víctimas del Terrorismo de Estado, de la Guerra de Malvinas y de los atentados sufridos en el país. Es justamente uno de los puntos antes mencionados, el trabajo interdisciplinario, sobre todo entendido como manera de enriquecer nuestros saberes específicos con los aportes de otros campos de conocimiento, el eje teórico y práctico para que esta Red que proponemos se constituya como un organismo vivo y no como un sello burocrático.
   Entonces, es porque muchas veces, también en las prácticas más progresivas, respetuosas y bien intencionadas, la dignidad y los derechos en el ámbito de la salud mental han sido atravesados por los diferentes discursos estigmatizantes, clasificatorios y excluyentes, que consideramos central generalizar este debate. Nuestra capacidad de pensar y de hacer, aún con las mejores intenciones, con la mayor responsabilidad teórica y ética, no ha salido indemne de las problemáticas histórico-sociales, sus modos corporativos y las diferentes “transacciones” epistémicas que atraviesan nuestras prácticas.
    
Es con este espíritu que nos proponemos colaborar en la construcción de esta Red. Y es con estos fines básicos (pasibles de ser puestos en discusión) que invitamos a todos los compañeros/as que transitamos en el ámbito de la Salud Mental, pública o privada (usuarios, psiquiatras, psicólogos/as, trabajadores/as sociales, músico-terapeutas, terapeutas ocupacionales, enfermeros/as, operadores/as jurídicos, acompañantes terapéuticos, artistas, docentes, etc.), a ponernos a revisar cómo comprendemos el padecimiento psíquico. Esto implica sin duda revisitar conceptos y categorías derivadas de cómo comprendemos la subjetividad y específicamente el psiquismo. Sobre todo, con la disposición para transformar las lógicas que han separado lo normal de lo patológico, diseñando  dispositivos clínicos articulados a nuevos abordajes, que encaren la complejidad de la subjetividad singular y colectiva en el devenir histórico-social y cultural.
      Es con estas consideraciones que consideramos que la Ley Nacional de Salud Mental recientemente sancionada puede y debe tornarse un instrumento vivo y no un catálogo de buenas intenciones.

Son estos los motivos de nuestro agrupamiento y así de nuestra convocatoria.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

El Frente por la Salud Mental convoca a grupos, organizaciones y personas interesadas a constituir una Red por la aplicación de la Ley de Salud Mental en todo el territorio nacional